Orar con un icono. La resurrección de Cristo
Orar con un icono o ante un icono es una forma preciosa de oración comunitaria.
Requiere una preparación adicional, ya que el animador deberá conocer la explicación sobre el icono escogido para ir lentamente presentando los elementos del icono de forma que se invite a la contemplación.
La base de la oración es la estructura para orar en grupo que ya hemos presentado.
En esta propuesta vamos a emplear el Icono de la resurrección del Señor o resurrección del Cristo. Este icono tiene varias representaciones que son similares entre sí y comparten elementos.
Índice de la página:
¿Cómo orar con un icono?
Preparación
Cuida especialmente la ambientación y que el grupo ya tenga alguna experiencia de oración. No se trata de una contemplación estética, sino de hacer oración.
Prepararemos con antelación la decoración del local y el ambiente musical previo.
La imagen puede estar proyectada sobre una pantalla o expuesta en formato grande. Otra posibilidad es entregar una pequeña imagen que cada uno tenga delante de sí.
Los participantes se colocan preferentemente en semicírculo en torno al icono, que puede estar iluminado por pequeñas lámparas.
Comienzo y lectura de la Palabra
Se comienza con una invocación al Espíritu Santo y un canto relacionado con el tema.
Lee uno o dos textos bíblicos que ayuden a comprender mejor el mensaje:
Marcos 16, 1-8
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María de Santiago y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. El primer día de la semana, muy temprano, cuando amanecía, llegaron al sepulcro. Se decían: —¿Quién nos moverá la piedra de la entrada del sepulcro? Alzaron la vista y observaron que la piedra estaba movida. Era muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron un joven vestido con un hábito blanco, sentado a la derecha; y quedaron sorprendidas. Les dijo: —No os espantéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. No está aquí, ha resucitado. Mirad el lugar donde lo habían puesto. Id ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de ellos a Galilea. Allí lo verán, como les había dicho. Ellas salieron huyendo del sepulcro, temblando y fuera de sí. Y de puro miedo, no dijeron nada a nadie.
1 Pe 3, 18-22
Cristo murió una vez por vuestros pecados, el Justo por los injustos para conduciros a Dios: sufrió muerte en el cuerpo, resucitó por el Espíritu y así fue a proclamar también a las almas encarceladas: los que un tiempo no creían, cuando la paciencia de Dios daba largas y Noé fabricaba el arca, en la cual unos pocos, ocho personas, se salvaron atravesando el agua. Para vosotros es símbolo del bautismo que ahora os salva, que no consiste en lavar la suciedad del cuerpo, sino en el compromiso con Dios de una conciencia limpia; por la resurrección de Jesucristo, que subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios y se le han sometido ángeles, potestades y dominaciones.
Contemplación del icono
El animador invita a mirar el icono, da algunas claves sobre el significado de las imágenes. Si este es tu primer contacto con ese icono, puedes leer una explicación detallada. Ponemos a continuación un ejemplo:
Abre los ojos y pósalos sobre el icono.
Mira el conjunto: Cristo resplandeciente de luz sobre la tinieblas del abismo.
El infierno como una gruta oscura bajo las montañas, los demonios derribados bajo tierra, algunos hombres encadenados mirando hacia lo alto.
Las puertas del infierno están derribadas.
Cristo los pisa con sus pies, mientras con decisión saca a Adán y Eva de su sepulcro.
El justo Abel, David y los profetas lo rodean.
Puedes fijar tu mirada en un detalle (la mano de Jesús que sostiene firmemente las muñecas de Adán y Eva, o los ángeles derribando por tierra a Belcebú, príncipe de los demonios).
Permanece en contacto durante algunos minutos. Todo eso de forma sencilla, sin tensión alguna ni nada artificial, no hagas consideraciones mentales, deja hablar a la imagen.
Experimentarás una gran cercanía, una profunda comunión con la realidad simbolizada por el detalle que has contemplado.
Sentirás su fuerza y su energía, y comprobarás a lo largo del día los efectos duraderos de esa comunión.
Deja que te llegue el mensaje.
Reconoce que Cristo es tu libertador. Él viene a buscarte, resucitado, hasta el abismo de tu pecado para cambiar tu esclavitud en libertad y decirte ¡Shalom! ¡Paz!
Oración comunitaria
El animador invita a que los asistentes, en armonía con el misterio representado en el icono, deja que brote en ti una invocación.
Por ejemplo, «Jesús mi salvador, ten compasión de mí», o «Yo te alabo, Cristo resucitado»
Los participantes pueden repetirlas varias veces con intervalos de silencio. En el grupo, estas invocaciones se hacen en voz alta para significar la comunión de los participantes entorno al mismo misterio.
Final de la oración
En grupo, se puede terminar el tiempo de contemplación silenciosa con una oración libre y espontánea, en tono de alabanza, de petición, de ofrenda, intercesión… Y para concluir, el Padre nuestro y un canto apropiado.
Explicación del Icono
Para que sirva de ayuda en la preparación incluimos una breve explicación de este icono de la Resurrección de Cristo.
Los cristianos hemos empleado el arte para crear muchas maneras de representar a Cristo resucitado. En Oriente tenemos los iconos, llenos de simbolismo para transmitir un mensaje teológico.
Entre ellos destaca la representación de la “anástasis” (palabra griega que significa “resurrección”), también llamado “icono del descenso de Cristo a los infiernos” que, con ligeras variaciones, se encuentra presente en todas las iglesias y que ahora vamos a comentar.
En el centro está Cristo revestido de luz, aunque conserva las llagas de la pasión en las manos y en los pies. A sus pies hay unas puertas rotas: son las puertas del abismo, del infierno, de la morada de los muertos, de la que nadie podía salir hasta entonces. Cristo ha abierto las puertas del lugar de las tinieblas y las ha roto para que ya nunca puedan volver a cerrarse.
Debajo de las puertas rotas se encuentra un personaje encadenado: es la representación de la muerte, que ha sido definitivamente vencida, . La muerte tenía presos en el abismo a los difuntos, pero Cristo la ha vencido y les ha devuelto la vida. Alrededor están los cerrojos, las llaves y los instrumentos de tortura, rotos e inservibles.
Por eso, alrededor de Jesús se encuentran varios personajes del Antiguo Testamento, que varían en cada icono. En este se pueden ver a la izquierda al rey David (con barba y corona), al rey Salomón (sin barba, pero también con corona) y a Juan Bautista (con larga barba y melena). A la derecha se distingue Abrahán (con larga barba blanca), a su hijo Isaac (con barba marrón) y a Abel (jovencito con cayado de pastor). En algunos iconos están todos con aureola sobre la cabeza y en otros no la lleva ninguno.
Los dos personajes que salen de los sepulcros y a los que Jesús toma por las manos son Adán y Eva, porque Cristo viene a redimir a todos, empezando por los primeros padres. Ahora no son ellos los que elevan la mano para tomar el fruto del árbol prohibido, sino que es Cristo, fruto del árbol de la vida, que los toma por mano y se ofrece a ellos como alimento de inmortalidad.
Fuente para la explicación del icono: Blog del Padre Eduardo