¿Vale el Nuevo Testamento para la vida actual?

El Nuevo Testamento tiene algo importante que aportar a nuestra vida actual. Su mensaje sigue siendo válido hoy en día.

Dios sigue llamando a las personas. Nuestra vocación como cristianos es la unión íntima con Cristo. El ser uno con Él. Para amar a Cristo es necesario conocerlo, profundizar en sus Palabras y sus acciones que nos hablan de Él.

Los evangelio contienen sus palabras. Nos muestran cómo hablaba, cómo actuaba, como sentía y miraba a la gente. Acercándonos al Nuevo Testamento podemos cada día conocer mejor a Jesús, amarlo más y parecernos más a Él. 

Dijo Jesús, quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a un hombre prudente que construyó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca. Quien escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a un hombre sin juicio que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos, golpearon la casa y ésta se derrumbó. Fue un derrumbamiento terrible.

Evangelio de Mateo 7, 24, 27

Jesús mismo nos dice en el Evangelio que su Palabra es verdad y vida. La verdad que Él nos muestra es única y válida para todos los tiempos, es la misma, ayer, hoy y siempre.

La persona, hecha a imagen y semejanza de Dios, es también la misma siempre. Las verdades y los bienes por los que se ha de regir su vida no cambian. Son los mismos para todos los tiempos. Si queremos vivir una vida plena y lograda, su Palabra nos proporciona los caminos y recursos para ello. Profundizando en ella, encontramos un camino para la felicidad.

Os lo aseguro: —El que no entra por la puerta en el redil, sino saltando por otra parte, es ladrón y asaltante. El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca. Cuando ha sacado a todas las suyas, camina delante de ellas y ellas detrás de él, porque reconocen su voz. A un extraño no le siguen, sino que escapan de él, porque no reconocen la voz de los extraños. Ésta es la parábola que Jesús les propuso, pero ellos no entendieron a qué se refería. Entonces, les habló otra vez: —Os aseguro que Yo soy la puerta del rebaño. Todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y asaltantes; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí se salvará; podrá entrar y salir y encontrar pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destrozar. Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia. 

Evangelio de Juan 10, 1-10

Asimismo, la Palabra de Dios en el Nuevo Testamento nos da respuestas para el mundo actual, ya que nos proporciona una visión y mensaje únicos y válidos para la transformación del mundo. Siempre habrá pobres y oprimidos a los que liberar, así como estructuras de pecado a combatir. La Palabra de Dios, nos muestra la tarea a realizar.

Para que Dios pueda darse en totalidad al mundo, hemos de ser capaces de ver la verdad eterna que encierran sus palabras y cómo hemos de luchar para mostrar toda su entereza con nuestra vida.

Siempre podemos tener la tentación de adoptar o cambiar la Palabra de Dios  por la voz del mundo; mundanizar y manipular su mensaje olvidándonos que no puede haber misericordia sin verdad e interpretando y adaptándola al sentir social de un determinado momento. Esto llevará consigo la pérdida de su poder transformador de nuestra vida y del mundo.

Vosotros sois la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá su sabor? Sólo sirve para tirarla y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad construida sobre un monte. No se enciende un candil para taparlo con un celemín, sino que se pone en el candelero para que alumbre a todos en la casa. Brille igualmente vuestra luz ante los hombres, de modo que al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre del cielo.

Evangelio de Mateo 5, 13-16
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