Secuencia de Pentecostés «Ven Espíritu Santo»
Texto de la oración «Ven Espíritu Santo», que se lee como secuencia de Pentecostés, con comentarios y reflexión personal o de grupo.
La secuencia de Pentecostés
La secuencia de pentecostés es la oración o himno «Veni, Sancte Spiritus» (Ven, Espíritu Santo) que se lee antes del evangelio la festividad del domingo de Pentecostés.
El texto fue compuesto en el s. XI y se lee o canta como secuencia.
¿Qué es una secuencia?
Una secuencia es un himno poético que se entona antes del evangelio en la liturgia católica (rito romano) de los días más solemnes del año.
La secuencia nace a final del siglo IX en la liturgia como texto que se añadió al final del canto del Aleluya (antes del evangelio)
Fueron muy populares durante la edad media, llegándose a componer miles de ellas. En la renovación litúrgica de la contra reforma (Concilio de Trento) fueron eliminadas excepto en algunas pocas excepciones para grandes solemnidades.
En la liturgia actual tenemos aún un recuerdo de las antiguas secuencias, el versículo que acompaña al Aleluya como aclamación al evangelio. Aunque se lee en pocas ocasiones.
De las pocas secuencias que se mantienen en la liturgia, solo son obligatorias en Pascua y Pentecostés:
- Victimae paschali laudes el domingo de Pascua: Elogiad a la víctima pascual.
- Veni, Sancte Spiritus el domingo de Pentecostés: Ven, Espíritu Santo.
Texto completo de la Secuencia Ven Espíritu Santo
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lagrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquecemos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
Reflexión sobre la secuencia de Pentecostés
Podemos organizar una trabajo en grupo o personal de reflexión en torno a la secuencia:
Comenzamos con una lectura atenta, el animador explica algunos detalles:
- Origen de la secuencia (como se indicaba en la introducción del artículo)
- Primer párrafo donde está propiamente la invocación al Espíritu junto a una serie de títulos o nombres que se le dan
- Segundo párrafo que se centra en los efectos del Espíritu Santo como descanso y ánimo
- Tercer párrafo que comenta la necesidad de las personas del Espíritu Santo en sus vidas.
- Cuarto y quinto párrafo enumera una serie de gracias que da el Espíritu.
Hacemos varios equipos cada uno encargado de:
- Entresacar todos los títulos o nombres que se le dan en la oración al Espíritu Santo ¿cuáles son?
- Listar los efectos positivos que tiene el Espíritu Santo
- ¿Por qué afirma la secuencia (tercera estrofa) que las personas necesitan al Espíritu Santo en su interior?
- Exponer qué beneficios aporta el Espíritu Santo según la secuencia
La secuencia habla de los dones del Espíritu, pero no los nombra. ¿Entre todos podemos recordar cuáles son? El animador puede buscar la información sobre los dones del Espíritu para dar alguna explicación adicional.
Adaptación de la secuencia de Pentecostés realizada por el cantautor Luis Alfredo en 1976: