Vigilia de Pentecostés: Tu Espíritu vence mi miedo
Celebramos la Vigilia de Pentecostés, una oración en la noche previa a la gran fiesta del domingo de Pentecostés. Proponemos una estructura con invocación inicial, lectura de la Palabra, gesto de compartir, cantos y por último salmo para leer juntos y oración final.
Puedes consultar otra oración para pentecostés de nuestra web, que también puedes utilizar como vigilia, o bien la Vigilia de la Luz.
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Es importante ambientar la sala o capilla donde se vaya a realizar la vigilia con algún elemento que invite a la oración, y es importante tener el cirio pascual encendido y velas para cada uno de los participantes ya que se utilizarán en la dinámica de la oración.
Además, se puede preparar para entregar a los participantes una hoja con las lecturas, la letra de los cantos y los textos que aparecen con viñetas.
Índice de la página:
Ambientación
El animador de la vigilia realiza una introducción para ambientar y acoger a todos los participantes, después de su ambientación comenzará la invocación al Espíritu Santo, en la cual se intercalará el canto.
Todos estamos reunidos en el mismo lugar, como los Apóstoles el día de Pentecostés para celebrar la venida del Espíritu Santo.
Esta noche, en esta vigilia de pentecostés, vamos a dedicar un rato a orar y pedir que venga sobre nosotros el Espíritu Santo, una de las personas de la Trinidad, que es Dios igual que el Padre o que Jesús.
La noche es un tiempo propicio para la oración. Es un tiempo que nos invita a estar alerta, a rehuir la indiferencia, buscando entre la oscuridad el rostro de Dios, de aquél que da sentido a nuestra vida.
Estamos muy acostumbrados a rezar a Dios Padre, también leemos y escuchamos mucho sobre Jesús, son más cercanos que el Espíritu Santo, que se representa de forma más etérea o misteriosa… agua… viento… una paloma… hoy queremos hacer cercano ese espíritu que acompaña nuestra vida.
Invocación al Espíritu
En primer lugar comenzamos pidiendo que venga el Espíritu Santo sobre todos nosotros que nos hemos quedado en vigilia esperando el día de pentecostés, sobre todos los que estamos esta noche en oración, sobre este grupo que se reúne, que llegue a nuestros corazones…
Canto “Ven, ven Espíritu Santo”
Nosotros, como aquellos primeros discípulos del Señor que estaban encerrados por miedo a los judíos, también tenemos nuestras razones y miedos.
El Espíritu Santo vence al miedo, de modo que donde entra el Espíritu de Dios, expulsa el miedo. Nos hace sentir que estamos decididamente en manos del amor de Dios. Ejemplo de esto son tantos hombres y mujeres que han dado testimonio, han mostrado su valentía, ímpetu, franqueza a lo largo de la historia
¡Ven Espíritu Santo, danos fe y acaba con nuestros miedos!
- Tengo miedo a la verdad y a causa de este miedo no quiero ver ni oír ni decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
- Tengo miedo al compromiso porque supone compartir, escuchar, y plantearme hacia donde se dirige mi vida.
- Me da miedo el mismo Espíritu de Dios, porque huele a vendaval, a fuego abierto, y estoy mejor tranquilito, moviéndome al dulce compás de la vida y de las cosas.
- Tengo miedo a …
Para continuar algunos participantes leen las frases anteriores que previamente se habrán repartido y después se deja que libremente se añadan otras.
Y por último se vuelve a cantar Ven Espíritu Santo.
Lectura de la Palabra
En esta vigilia vamos a leer dos de las lecturas del domingo de Pentecostés que nos relatan cómo es la presencia del Espíritu en la comunidad, por lo tanto abramos nuestros oídos y corazones para acogerlo y hacerlo nuestro.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 1-4)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento huracanado, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer una lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar.
(Se enciende el cirio pascual y de él se encienden las candelas de los asistentes)
Lectura de la primera carta de Pablo a los Corintios (1 Cor 12, 3b-7. 12-13)
Hermanos, nadie puede decir : “Jesús es Señor”, si no está bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu ; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor ; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en nosotros. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Por lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Canto Confío en ti
Confío en ti, de ti me fie,
no andaré tus pasos si no es desde la fe.
Justo he de vivir, si en Ti confié.
Dame Dios tu Espíritu, dame Tú la fe.
Tiempo de silencio
El animador de la oración invita a mantener un tiempo de silencio. Si lo ve conveniente puede leer o repetir alguna de las frases que ponemos a continuación, pero siempre respetando que haya algunos minutos de silencio para la reflexión personal.
- Dice el profeta Isaías hablando del Mesías: Se posará sobre él el espíritu del Señor, el espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, el espíritu de conocimiento y temor del Señor. (Is 11, 2)
- Nos cuenta el libro del Génesis sobre la creación de la mujer y el hombre: Entonces el Señor Dios lo modeló de arcilla del suelo, soplo en su nariz aliento de vida, y se convirtió en ser vivo. (Gn 2, 7-8)
- Dios siempre ha estado presente en la vida de las personas en todas sus situaciones, y se nos ha hecho presente en momentos en que ha habido dificultades, cuando el desánimo estaba presente.
- Nosotros como aquellos primeros discípulos tenemos miedo de muchas cosas y estamos “escondidos” ante la realidad de muchas de las situaciones que vivimos todos los días. ¿Qué dones he recibido y qué puedo hacer con ellos?
Dinámica y tiempo de compartir
Para continuar vamos a hacer un pequeño gesto en esta vigilia de Pentecostés.
Hemos visto como ese Espíritu se presenta en la comunidad, y nosotros hemos recibido ese mismo espíritu desde el momento en que hemos sido bautizados.
La buena noticia que también se nos anuncia es que todos y cada uno de nosotros recibimos el espíritu de Dios, se nos promete que no es algo exclusivo de unos pocos sino que es para todos.
Se nos invita está noche a que cada uno pensemos que dones ha recibido y que podemos hacer con ellos, porque lo importante en que estamos empleado todo eso y que frutos damos.
El cirio pascual ha permanecido encendido desde el comienzo de la vigilia, a continuación iremos tomando la luz cada participante con una vela, esta es la luz de Cristo que ha resucitado.
Mientras encendemos nuestra pequeña vela, reflexionamos y compartimos en que tengo que cambiar para mejorar y estar disponible para los demás. Es un momento de pedirle al Señor que nos alumbre para aventurarnos en la construcción de su Reino.
Canto “En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor Señor, de tu amor Señor”
Dos voluntarios leen las primeras frases y después se invita a aprovechar este tiempo para expresar en voz alta todo aquello que llevamos en el corazón y deseamos compartir: ¿A qué estoy dispuesto? ¿en qué tengo que cambiar para mejorar y estar disponible a los demás? ¿en qué estoy empleando los dones que recibo?
- Necesito del Espíritu de Dios para no dejarme llevar por mi egoísmo.
- Le pido al Espíritu de Dios que me ayude a ver a Jesús en los que me rodean.
- Necesito del Espíritu de Dios para…
Salmo de acción de gracias
Rezamos todos juntos este salmo de acción de gracias, bien todos a una voz o bien repartidos en dos coros alternando los párrafos.
En ti, Señor, he puesto mi confianza, mi esperanza ;
tu te has inclinado con ternura sobre mi,
has escuchado mi clamor y has acogido mi vida.
Te doy gracias de todo corazón ; me alegro contigo.
Señor, te bendigo y te doy gracias por el don del Espíritu ;
tu me empujas a proclamar la justicia entre los hombres,
me hacer capaz de decir “sí” a tu voluntad.
Te doy gracias de todo corazón ; me alegro contigo.
Que tu ternura, Señor, se derrame sobre mi vida ;
no permitas nunca que me avergüence de ti,
quiero, Señor, dar testimonio de tu bondad.
Te doy gracias de todo corazón ; me alegro contigo.
Que tu Espíritu, Señor me de fuerzas ;
quiero que tu verdad llegue hasta el corazón más pobre,
quiero que tu amor alcance al hombre perseguido y marginado.
Te doy gracias de todo corazón ; me alegro contigo.
Señor, hazme sensible a la acción de tu Espíritu ;
quiero luchar por la verdad, la justicia y el amor,
quiero ser luz que conduzca a la alegría y a la esperanza.
Te doy gracias de todo corazón ; me alegro contigo.
En ti mi corazón se goza y se alegra desde el fondo ;
con los que te buscan día y noche yo repito :
“¡Qué grande eres, Señor !”
Te doy gracias de todo corazón ; me alegro contigo.
Padre nuestro
Para finalizar la vigilia de pentecostés, el animador da las gracias a los participantes y propone concluir rezando todos juntos un Padre Nuestro.
Canto final: Sé que voy contigo
Y por último un canto para animar nuestro espíritu:
Sé que voy contigo sé que me acompañas,
sé que tú me quieres haga lo que haga.
En tu presencia yo andaré
todos los días de mi vida
y con gozo sentiré que tú jamás me olvidas.
Sé que voy contigo, sé que me acompañas,
sé que tú me quieres haga lo que haga. (2)
Quiero ser tu amigo, quiero ser tu casa,
ser tu confidente, ser, de ti, Palabra. (2)
Confiarme siempre en ti,
sabiendo que nunca fallas,
y me trajiste a la vida
tan sólo porque me amas.
Sé que voy contigo, sé que me acompañas,
sé que tú me quieres haga lo que haga. (2)
Otros cantos posibles para la vigilia de Pentecostés
Además de todo lo propuesto para la vigilia, añadimos otros tres cantos que pueden también utilizarse.
Ven, Espíritu de Dios
Ven Espíritu de Dios sobre mí,
me abro a tu presencia,
cambiarás mi corazón.
Toca mi debilidad, toma todo lo que soy.
Pongo mi vida en tus manos y mi fe.
Poco a poco llegarás a inundarme de tu luz.
Tu cambiarás mi pasado, cantaré.
Quiero ser signo de paz.
Quiero compartir mi ser.
Yo necesito tu fuerza, tu valor.
Quiero proclamarte a ti. Ser testigo de tu amor.
Entra y transforma mi vida. ¡Ven a mí!
Quiero nacer
Quiero nacer del agua y del Espíritu Señor;
quiero brotar en verdad.
Dame tu paz la luz de tu palabra,
transforma mi mente, en ti quiero morar.
Tengo fe
Tengo fe, en Ti,
envía tu Espíritu Señor,
hazme dócil a tu voz,
quiero obrar tan solo desde la fe.
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