Celebración del perdón en cuaresma. Oración reconciliación
Ofrecemos una oración sobre el tema del perdón y la reconciliación que puede emplearse para una celebración con el sacramento del perdón en cuaresma o en cualquier otro momento del año.
En el lugar escogido para la oración, junto a un icono, imagen, biblia abierta que dispongamos, se colocarán pequeñas velas encendidas, una por participante. Si la oración es en una iglesia o capilla , las velas pueden ponerse junto al altar.
Índice de la página:
- 1 Introducción. Ambientación de la celebración del perdón
- 2 Canto para comenzar: Vengo aquí mi señor
- 3 Salmo 50. Salmo de la reconciliación
- 4 Lectura del Evangelio según San Marcos (Mc 5 15-34)
- 5 Tiempo de reflexión
- 6 Momento de la reconciliación
- 7 Canto: Amén (Brotes de Olivo)
- 8 Final de la oración de perdón
Introducción. Ambientación de la celebración del perdón
Jesús nos enseña que Dios está siempre a la espera, siempre dispuesto a perdonar. El perdón y el amor de Dios son tan grandes que puede que nos cueste entenderlo, porque para las personas suele ser más complicado perdonar, aceptar los propios errores.
Un verdadero paso valiente es aceptar que nos equivocamos, que fallamos, que el pecado forma parte de nuestra vida. Con este reconocimiento dar un paso hacia Dios. Solo será necesario un pequeño gesto, porque inmediatamente saldrá a nuestro encuentro a recibirnos.
En esta cuaresma queremos celebrar el perdón, con un tiempo de oración, que nos sirva de celebración de la reconciliación.
Canto para comenzar: Vengo aquí mi señor
Vengo aquí mi Señor,
a olvidar las prisas de mi vida,
ahora sólo importas Tú,
dale tu paz a mi alma.
Vengo aquí mi Señor,
a encontrarme con tu paz que me serena,
ahora sólo importas Tú,
dale tu paz a mi alma.
Vengo aquí mi Señor,
a que en mí lo transformes todo en nuevo,
ahora sólo importas Tú,
dale tu paz a mi alma.
Acordes:
RE SOL LA RE
Vengo aquí, mi Señor,
LA
a olvidar las prisas de mi vida.
SOL sim
Ahora sólo importas tú.
SOL mim LA LA7
Dale tu paz a mi alma.
Salmo 50. Salmo de la reconciliación
(Para rezar todos juntos o en dos coros)
Misericordia, Dios mío por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame :
quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
Lectura del Evangelio según San Marcos (Mc 5 15-34)
Una mujer que llevaba doce años padeciendo hemorragias, que había sufrido mucho en manos de distintos médicos gastando todo lo que tenía, sin obtener mejora alguna, al contrario, peor se había puesto, al escuchar hablar de Jesús, se mezcló en el gentío, y por detrás le tocó el manto. Porque pensaba: Con sólo tocar su manto, quedaré sana.
Al instante desapareció la hemorragia, y sintió en su cuerpo que había quedado sana.
Jesús, consciente de que una fuerza había salido de él, se volvió a la gente y preguntó: —¿Quién me ha tocado el manto?
Los discípulos le decían: —Ves que la gente te está apretujando, y preguntas ¿quién te ha tocado?
Él miraba alrededor para descubrir a la que lo había tocado.
La mujer, asustada y temblando, pues sabía lo que le había pasado, se acercó, se postró ante él y le confesó toda la verdad.
Él le dijo: —Hija, tu fe te ha sanado. Vete en paz y sigue sana de tu dolencia.
Tiempo de reflexión
El animador de la oración invita a un tiempo de reflexión, que puede servirnos también como examen de conciencia. Además, explicará el símbolo a realizar. Posteriormente se puede enlazar con la celebración del perdón de la cuaresma.
En el evangelio se presenta la enfermedad como símbolo del pecado. Jesús sana la enfermedad, el pecado queda perdonado y la persona completamente rehabilitada.
Podemos reflexionar cuándo hemos sido partícipes del dolor y el pecado:
- ¿hemos causado daño a otras personas con nuestras palabras o acciones?
- ¿cometemos injusticia o algún tipo de abuso?
- ¿tengo pendiente algo correcto para hacer pero para lo que no encuentro nunca el momento?
- ¿Me daño a mi mismo con palabras, pensamientos o formas de vivir egoístas?
- ¿Está mi fe guiada por la rutina?
- ¿Me pongo cada día sin dudar en manos de Dios?
Se explica un símbolo a realizar:
- Cada uno, por orden, sin apresurarse, retira una de las velas que hemos situado junto al altar y la lleva al lado contrario
- Deposita la vela y comparte
- De esta forma vamos retirando luz del altar
- Tras la confesión se devuelve la vela a donde se encontraba inicialmente
Momento de la reconciliación
Si durante la oración vamos a realizar también el sacramento de la reconciliación, los jóvenes pueden acudir a la confesión cuando retiran su vela, volviendo a colocarla cuando regresen.
Mientras tanto se continúan con los cantos o música.
Canto: Amén (Brotes de Olivo)
Espero un día que nunca oscurezca,
noches suaves en calma, ¿cuándo será?
Aguardo un sol que abrase las almas
niños que no se entristezcan ya nunca más.
No pierdo la esperanza de un sol abrasador;
el mundo un grito lanza adónde fue el amor?
cuando vendrá el mañana que vayamos hacia Dios
con manos aferradas, alegres y con amor.
Con ansia espero la primavera
que a mi alma de vida nueva. Llegará.
Ver madres que no se sientan cansadas
tras una dura jornada ¡qué sea ya!
Espero hombres de paz en la tierra,
no más naciones en guerra ¿cuándo vendrá?
Los hombres teniendo todos trabajo,
felices siempre aquí abajo ¡qué sea ya!
Espero verme con Dios en la calle
en esos hombres que pasan en soledad.
Aguardo poder sentir la alegría
de ver nacer ese día en que tú vendrás.
LA RE LA
Espero un día que nunca oscurezca,
RE LA SI- MI
noches suaves en calma, ¿cuándo será?
LA RE LA
Aguardo un sol que abrase las almas
RE LA SI- MI
niños que no se entristezcan ya nunca más.
LA RE LA RE SI- MI
No pierdo la esperanza de un sol abrasador;
LA RE LA RE SI- MI
el mundo un grito lanza adónde fue el amor?
LA RE LA RE SI- MI
cuando vendrá el mañana que vayamos hacia Dios
LA RE LA RE SI- MI
con manos aferradas, alegres y con amor.
Final de la oración de perdón
El animador debe procurar finalizar la oración de forma correcta:
- rezando juntos una oración (padrenuestro, ave maría)
- con un canto juntos para concluir
- y unas palabras de agradecimiento invitando a prolongar esta experiencia de oración y perdón
(Oración sobre el tema del perdón y la reconciliación que puede emplearse para una celebración con el sacramento del perdón en cuaresma o en cualquier otro momento del año.)
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